Iker Casillas, un auténtico mito, se enfrentó a los más temibles goleadores de su época. Su autoridad en la portería era una lección de ecuanimidad y talento. Con una destreza pasmosa en cada desafío, Casillas cimentó su inmortalidad deportiva en los anales del fútbol, ganándose incluso la admiración de sus más acérrimos rivales.